Reflexiones de la primera Mesa Redonda Virtual del SGM sobre Alimentos para Todos
La semana pasada, celebramos la primera Mesa Redonda Virtual sobre Alimentos para Todos frente al COVID-19. A continuación podrán encontrar las reflexiones de dos de los participantes acerca de la virtual reunión que sostuvimos el pasado miércoles. Pueden descargar estos informes hechos por Mariana Ciarlotti aquí y Magali Silva aquí.
Cuando uno mas uno suma tres
Por Mariana Ciarlotti
Hoy participé de la primera conversación virtual del Movimiento de Gastronomía Social que se hizo en español y que estrenó una serie de encuentros que invitan a participar de una misma mesa digital a personas y proyectos del mundo entero.
Compartir una conversación tan plural y a la vez tan común y cercana, con más de cuarenta personas desde doce países distintos me emociona. Emociona ver cómo cada uno afronta y sortea de diversas maneras las limitaciones que las nuevas condiciones sanitarias nos imponen, para lograr cada día estar en la calle con un plato de comida o una bolsa de ingredientes que se multiplican por miles.
Pude confirmar que, movilizados por diferentes inquietudes a partir de la crisis alimentaria que antes de la pandemia del COVID-19 ya nos interpelaba como individuos y como sociedad, América Latina habla un mismo. A pesar de las estadísticas que indican que los niveles de pobreza crecen y las condiciones de vida decaen, siempre apostamos a la posibilidad de cambiar y nos importa que nadie se quede afuera.
Rafa desde Chile se animó a ser facilitador virtual por más que se sienta mejor en el mundo analógico y leyó un texto suyo dedicado a la crisis que al comienzo del año revolucionó su país pero que hoy nos habla a todos. Desde Brasil David -una vez más-, compartió el modo en que su corazón lo lleva a la acción, y como una crisis puede convertirse en una oportunidad para redefinir metas y darle un nuevo sentido a qué significa dar servicio y brindarse. Alejandro desde Panamá, con su mirada y experiencia global desde el WFP nos invitó a pensar en estrategias de resiliencia a partir de la transferencia de conocimientos entre pares y a nivel local.
En una sobremesa extendida reflexiono que esta es una conversación que merece ser permanente, que tenemos la responsabilidad de co-crear, colaborar, conectar y generar alianzas para que en el futuro, cuando el aislamiento por el COVID-19 quede en el recuerdo y este sea sólo un virus más con el que convivimos, recordemos que estamos cerca unos de otros, que nos tenemos, que se trata de hacer CON y no PARA, que vulnerables somos todos.
El verdadero cambio del sistema se va a dar cuando en la mesa de la gastronomía social, entendida como oportunidad de transformación (y digo transformación y no asistencia), también se sienten a hablar el mismo idioma gobiernos e instituciones, multinacionales y empresas, la academia y las ciencias, el campo industrial y la vida rural, los ricos, los pobres, los latinos, los extranjeros, los migrantes, los jóvenes, los viejos y las generaciones por venir.
Hace poco leí una nota que me reveló la idea de que hacer comunidad es vivir en común unidad. En el texto, el autor cita a Peter Block (del libro Community: the structure of belonging), con una idea que de alguna manera también habla sobre el sentido que tiene participar de un movimiento:
“Estamos en comunidad cada vez que encontramos un lugar al cual pertenecemos. Pertenecer es estar relacionado o ser parte de algo. Es la membresía, la experiencia de estar en casa en su significado mas amplio. Es lo opuesto de pensar que cualquiera sea el lugar en el que estoy seguramente podría estar mejor en otro lado.”
Sabemos que el alimento nos une -por falta o por exceso-, y que comer es un acto político. Recordemos siempre que para crear la mesa de todos necesitamos no olvidar que uno más uno puede sumar tres.
De los sueños a la acción
Por Magali Silva
Hoy miércoles 15 de abril, 40 personas de varios continentes nos juntamos para dar inicio a la primera Mesa Virtual organizada por el Movimiento de Gastromotiva Social (SGM, por sus siglas en inglés), liderado por David Hertz, para hablar sobre cómo pasamos del sueño a la acción cuando se trata de alimentar a los seres humanos más olvidados y los que más sufren en la crisis del COVID-19.
Fueron más de 90 minutos, conectándonos y sintiendo que sí podemos encontrar soluciones, para en medio de la pandemia, vencer obstáculos y practicar los valores de colaboración y solidaridad que promueve nuestro movimiento.
La energía transmitida por Nicola Gryczka, dándonos las palabras de bienvenida, la insuperable conducción de Rafa Rincón, animándonos a ser resilientes, el trabajo detallado de Kiu Coates para hacer posible esta mesa, y la invalorable experiencia de David y de Alejandro Chicheri hicieron posible que salgamos de esta reunión con la misión de trabajar y prepararnos para hacer sostenibles las acciones practicadas por muchos miembros de esta comunidad.
Quedé fuertemente impactada por el testimonio de David al contarnos cómo desde el estallido de la crisis pasaron de dar alimentación a 90 personas de la calle a convertirse en un banco de alimentos y haber crecido exponencialmente semana a semana. Y cómo a raíz de una llamada de una ex-alumna de su escuela se convirtieron en cocinas solidarias. Dos respuestas de David se me quedaron en la mente y en el corazón. La primera se refiere al hecho de cómo ha cambiado la concepción de corto, mediano y largo plazo durante esta crisis. Corto plazo es hoy y mañan. Mediano plazo es desde el tercer día, y largo plazo es más de una semana. Así son las urgencias en medio de esta pandemia. La segunda se refiere al hecho de que las listas de los beneficiarios de cualquier programa o iniciativa de ayuda para comunidades vulnerables no se elabora “para” ellos sino se elabora ”con” ellos. Parte del conocimiento de las personas sobre los miembros de sus comunidades. Es decir. parte de la confianza.
Una interrogante que surgió de la mesa fue el hecho de la logística, es decir, cómo llegamos a las zonas dónde están los más necesitados. David nos dijo que por
ahora esa solución logística ha surgido de los mismos vecinos. Pero esta opción es algo en los que se está trabajando y se va a ir perfeccionando. Ya hay voluntarios (restaurantes y emprendedores) trabajando en una solución más eficiente.
Luego vino el aporte de Alejandro, focalizando el debate en la necesidad de combatir el hambre y la desnutrición. Con números de cómo han subido las necesidades en América Latina nos hizo ver lo valioso de enfoque de nuestro movimiento. En momentos en los que gobiernos e instituciones internacionales están colapsados, movimientos que nacen desde las bases son justamente los que hacen las diferencias. También nos movió a preguntarnos cómo le damos sostenibilidad a estas acciones.
Finalmente, nos dividimos en grupos más pequeños y venciendo las diferencias tecnológicas nos pudimos conectar y hablar en grupos más pequeños para poder participar con personas que tienen intereses y trabajos más afines. En mi grupo, hablamos sobre la posibilidad de escribir una “Guía” con principios, procedimientos y recomendaciones para hacer reaccionar a los gobiernos en la necesidad de permitir la reconversión de restaurantes y/o aprovechamiento de espacios como colegios o cocinas populares, que cumpliendo con la protección y consejos de distanciamiento social, permitan aprovechar recursos de los municipios que no están siendo utilizados.
Salimos todos muy ilusionados y con una nueva luz de esperanza, que sí se puede, que juntos somos más fuertes y que con persistencia, disciplina, organización y trabajo podemos contribuir a crear una sociedad más justa. Los esperamos el próximo miércoles. Como dijo Rafa, misma hora, mismo canal. Un abrazo a todos.